Los estómagos no están hechos de acero.

Sus cabellos son cortos, su capacidad de saber que las personas le ocultan algo, de 1 a 10 va en 11,
realmente cada una de sus cualidades puede ser destacada es una gran mujer. En cada uno de sus
rizos de cabello blanco se puede evidenciar la capacidad que tiene de transmitir su experiencia, sus
labios delgados y largos me llevan a pensar que besaron muchas bocas, pero que en medio de todo se
divirtieron, la vida en los 60’s posiblemente era mejor. La vida le dio una capacidad infinita, una
capacidad que dìa a dìa la hace mejor persona, una capacidad tan inefable que a traves del tiempo
jamàs decae, pero asì como la vida le diò grandes posibilidades y un fruto bueno, tambien tomò su
estomago, lo apretò contra el universo, cambio la vida de los que estabamos a su alrededor, cambio la
fe, el destino y los ideales de los seres que la acompañamos. En una parte de la vida podemos ver
como una persona sufre, pero en otra podemos notar como la misma persona hace que las personas de
su entorno tambien sufran.
Nosotros somos o solíamos ser, de la personas que creen que los malos momentos posiblemente maten personas, ahora, sabemos que las malas noticias nos reúnen y que la facilidad de cambiar nuestros pensamientos es tan factible, que pide ayuda al tiempo; cosa que tampoco ayuda, nuestra función en el mundo termina si y solo si cumplimos un ciclo perfecto, pero una doble afirmación me lle va a otra, sin embargo la muerte no es una afirmación.
A través de los días, tenemos la leve impresión de que la muerte es algo imprescindible, que no nos da tiempo de cambiar las decisiones tomadas, y a partir de un proceso, cada día mas es uno menos, como resultado tenemos una afirmación y una negación, esta nos lleva a una negación y eso es la muerte, un estado eterno de negación. En muchas ocasiones nosotros nos atrevemos a tener pesar de que somos quienes permanecemos en este “mundo cruel” sin pensar en los últimos días y las últimas expectativas de ella, quien siempre nos permitió soñar, nos brindó su sabiduría, no todos los días de nuestras vidas jugamos a los astronautas en la casa de la abuela, no obstante, ningún cáncer matará los sueños que ella nos enseñó a cuidar.

El día en que el universo detone la bomba en su estómago y me diga que se la llevará por la sencilla
razón de que su ciclo se cumplió, haré este discurso, escribiré estas palabras, me consumiré en mares
de llanto, recordaré uno a uno esos consejos que por alguna razón jamás tomé y me reiré en la cara de
los que jamás pudieron conocer a esa gran mujer. Pretendo estar hasta el último momento, pero el
cáncer no consume únicamente a la persona que porta la enfermedad.


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